La videoconferencia en la formación mediada por ordenador

Pedro Ramírez se despertó excitado aquel día. Estudiaba tercer curso de Ingeniería de Comunicaciones e iba a asistir por primera vez en su vida a una sesión de videoconferencia organizada por el departamiento de Tecnología Aplicada de su Universidad.. El ponente era el Dr. Johnson, un afamado conferenciante especializado en temas de formación y comunicación virtual.

Se duchó, desayunó y cogió el autobús sin que la excitación de las primeras horas del día le abandonara. Durante la hora larga que tardó en llegar desde su casa a la Universidad no paraba de pensar y de imaginar cómo sería aquéllo. Pedro conocía de sobra otros medios novedosos como la autoformación basada en CD-Rom -también llamada "Educación Asistida por Ordenador"-, a través Internet -correo electrónico, listas de distribución-, cursos a distancia basados en vídeo; pero nunca había asistido a una sesión de videoconferencia con fines educativos. ¿Cómo sería aquello? En cierto modo, parecido a la tele o el vídeo, pero en tiempo real…Nadie puede negar que resultaba excitante poder ver y oir a aquél experto a cientos de kilómetros de su cátedra, incluso la oportunidad de interactuar con él, de hacerle preguntas y participar en el debate que se prometía a continuación.

En ese estado atravesó la puerta de entrada a la sala entre un barullo de gente. La conferencia había despertado una gran expectación. Las posibilidades que se prometían para la formación universitaria eran enormes y todo el mundo -profesores, catedráticos, estudiantes…-querían ser los primeros en conocer de cerca aquel sistema vanguardista, casi mágico…

Por fin, después de un largo rato en que se repartio documentación y se comprobaron los credenciales de los asistentes -las plazas eran limitadas, pero había más gente de la que cabía en la sala-, el rector de la Universidad tomó la palabra anunciando el evento como "uno de los más importantes que habían tenido lugar bajo su mandato que duraba ya tres años". Presentó al Doctor Johnson como un auténtico especialista y como un gurú de la comunicación virtual, y…dió comienzo la sesión…

Se apagaron las luces -aquéllo era tan excitante como asistir a un concierto de los Rolling Stones-, se iluminó la pantalla y, tras unos minutos de tensión con el sonido de fondo del módem intentando la conexión… "NETSCAPE IS UNABLE TO LOCATE THE SERVER. PLEASE CHECK THE SERVER NAME AND TRY AGAIN".

Revuelo, miedo, incertidumbre…¿qué estaba ocurriendo? ¿El normbre del servidor no era correcto? ¿La conexión estaba mal configurada? ¿Habría sobrecarga en la línea telefónica?

Varios ingenieros -a alguno lo conocía porque era profesor suyo- iban de aquí para allá intentando solucionar el problema, aparentemente sin mucho éxito.

Tras varios minutos se encendieron las luces y el rector comunicó que había un pequeño problema que estaba en vías de solución y que, mientras tanto, el Profesor Pérez -del Departamiento de Teorías de Sistemas- realizaría una breve disertación sobre "las nuevas tecnologías de comunicación virtual". La disertación fue demasiado larga, densa, pesada y aburrida y, cuando todo el mundo estaba casi dormido…¡por fin! el rector anunció que la conexión se había realizado con éxito y la videoconferencia iba a dar comienzo.

Luces fuera, el sonido del módem, silencio, pequeñas interferencias, pero ¡apareció en pantalla el Dr. Johnson! El sonido no era bueno y la imagen parpadeaba y le faltaba contraste y brillo, pero ¡la magia estaba allí! Pedro estaba viviendo en directo la revolución en las comunicaciones del Siglo XXI. Duró apenas unos minutos. Cuando el conferenciante iba a hacer uso de la pizarra electrónica aquello se bloqueó y ya no se conectó más. Pero fue suficiente para comprobar que el sistema podía funcionar, a pesar de todo.

Pedro regresó a casa cansado y aturdido. El autobús tardó cerca de dos horas por culpa de un atasco. Aquello de la videoconferencia no había cumplido, desde luego, con sus expectativas, pero le dejaba vislumbrar un futuro en el que las velocidades de transmisión de datos no fueran un problema y esta nueva forma de comunicación interpersonal completara los diversos modelos de interacción humana existentes hasta entonces.

Después de cenar, se sentó en el sofá frente a la televisión y allí, entre sus reflexiones, se quedó dormido mientras la pantalla arrojaba noticias sobre la última guerra tribal, y la explotación de los menores en los países y barrios subdesarrollados…

Valencia, España, 18 de Octubre de 1.997.

 

María Martín se despertó tranquila y relajada aquella mañana. Era el inicio de un día más en su ajetreada vida de estudiante y voluntaria social. Cursaba cuarto de Biología y colaboraba con una organización de escolarización a través de Internet. Comprobó en la pantalla de plasma plana la velocidad de transmisión y recepción de datos a través del satélite de su comunidad: máxima, como siempre. Lejos habían quedado los tiempos en que las conexiones se realizaban por línea telefónica, aunque María aún guardaba como reliquia su viejo módem RDSI/compatible ADSL con el que había iniciado sus estudiois de primaria. Le tenía cierto cariño.

Consultó su agenda electrónica: A las diez, clase de Biología molecular, a las once, reunión con el equipo de investigación multidisciplinar e internacional de su Facultad. Por cierto, en el equipo participaba el Dr. Pedro Ramírez, Ingeniero que había investigado en profundidad y desarrollado grandes avances en las tecnologías de la comunicación. De doce a una tenía libre, así que aprovecharía para podar las plantas. A la una impartiría un curso de matemáticas para un grupo de chavales de ocho años de un poblado del Sahara, país que había conseguido la independencia y estaba en vías de escolarización. Tras la comida, disponía de dos horas libres en las que continuaría su trabajo individual para el equipo de investigación, con el que debía mantener una nueva reunión a las siete de la tarde, en la que les mostraría los avances realizados.

A las ocho tenía una hora de natación en la piscina de la comunidad y después había quedado con unos amigos para cenar e ir al teatro.

El mundo había cambiado un poco durante los últimos años. Los niveles de polución habían bajado sensiblemente. Ya no era necesario realizar miles y miles de desplazamientos diarios en vehículos altamente contaminantes para trasladarse a la universidad, la escuela o el trabajo. Los gobiernos habían realizado fuertes inversiones en distribución de redes telemáticas y la educación y la cultura ya llegaban a todas las partes del mundo, incluso a aquéllos países, zonas y barrios antes llamados "subdesarrollados". Fruto de esta escolarización el sentimiento de solidaridad entre los pueblos había crecido y las diversidades raciales, culturales y religiosas se valoraban como bienes de riqueza diferenciadora; ya no eran fuente de conflictos y guerras.

María se sentía satisfecha con estos cambios. Había conocido poco del mundo anterior, sabía (aún recordaba los tiempos del módem) que no siempre había sido posible participar en acciones formativas y de investigación a través de la pantalla de plasma. Hacía algunos años era prácticamente impensable comunicarse y reunirse en tiempo real con otras personas si no se hacía de forma presencial o a través de vetustos sistemas como el correo electrónico, el chat, las listas de distribución…

Hoy era normal asistir a clases y seminarios en grupos reducidos en los que el aprendizaje cooperativo era el auténtico protagonista sin largos desplazamientos ni pérdidas de tiempo.

Y María sabía también que esto no podía parar, que, una vez superada la época de la "comunicación virtual", se habían desarrollado metodologías de comunicación y formación "reales" adaptadas a los progresos que ingenieros como el Dr. Ramirez habían ido desarrollando.

Decididamente, las cosas habían cambiado mucho en los últimos tiempos…

Valencia, España, 20 de Octubre de 2.014.

 

 

Entre estas dos historias han pasado varios años y un montón de cosas. Al contarlas hemos exagerado un poco. Ni la situación actual es tan caótica como en el caso de Pedro, ni el futuro que nos espera sea posiblemente tan idílico como el que vive María. Pero no cabe la menor duda de que el que las "nuevas tecnologías de la comunicación", entre ellas la videoconferencia, sirvan para mejorar algo el mundo que nos rodea depende un poco de todos nosotros.

Depende de los gobiernos y de las grandes compañías de telecomunicación que deben de invertir en mejorar las infraestructuras de las redes y conseguir que sean económicamente asequibles para todos los ciudadanos.

Depende de las entidades públicas de educación -Universidades, Institutos, Centros de Investigación…- que tienen que desarrollar sistemas útiles y prácticos que sean rápidamente utilizables por los usuarios.

Y depende también de las compañias privadas de formación, que han de guiarse por algo más que únicamente criterios económicos y mercantilistas.

La videoconferencia es una de las tecnologías que más está avanzando dentro del mundo de las telecomunicaciones. La mayoría de las personas que participamos en estas jornadas hemos crecido en el mundo de la imagen unidireccional en movimiento: el cine, la televisión, el vídeo…y ahora utilizamos sistemas de comunicación -eso sí, bidireccionales- escritos: correo electrónico, conversación textual (chat), grupos de noticias, etc… Algo estaba faltando: la comunicación no verbal. Y es esta una de las partes más importantes del sistema de interacción humano (también de otros mamíferos). De todos es sabido que en la comunicación personal "lo" que se dice tiene un peso de tan sólo el 7 %, quedando el 38 % en "cómo" se dice y el restante 55 % se transmite a través de señales visuales.

Es evidente que la transmisión de los datos de vídeo/audio es más compleja que la de los datos escritos y en este sentido tenemos que ir, como casi siempre, a rebufo del desarrollo de la tecnología. Pero no debemos olvidar que el primer codec (codificador-decodificador de imágen) comercializado a principios de los 80 tenía un precio de unos 29 millones de pesetas (180.000 dólares USA) y el costo de acceso a las redes de transmisión era de unas 160.000 pesetas la hora (1.000 dólares USA). Además, su capacidad de transmisión no era la de los modernos artilugios. Algo hemos mejorado en unos años, no cabe duda.

¿Aplicaciones prácticas de la videoconferencia a la formación? Debemos de distinguir entre varios sistemas: la comunicación "uno a muchos", "uno a uno" o "muchos a muchos", como ya los usamoss en formación presencial y también en la textual a través de Internet. La primera -conocida por todos- tiene que ver con la conferencia clásica, en la que un especialista -o un panel de expertos- habla y los asistentes escuchan con pocas posibilidades de interacción. Son las segundas las que más nos interesan desde un punto de vista pedagógico y metodológico, en tanto en cuanto exigen, y posibilitan, una mayor participación por parte de los asistentes al evento, generándose una dinámica comunicativa más eficaz e interactiva.

¿Completa la videocomunicación esos elementos visuales y tonales a que hacíamos referencia más arriba? La respuesta es que sí, pero también es cierto que no los sustituye de manera absoluta, ya que hay ciertos sentidos que, todavía hoy, no se pueden transmitir por las redes: olfato, tacto, gusto…incluso un cierto sentido de "presencialidad", que también cumplen su papel en los procesos humanos de interacción.

Surgen, pues, varias preguntas que resumen la intención de estas líneas y que pretenden ser motivo de debate: ¿Sirve lo que sabemos hasta ahora sobre formación a distancia y presencial para desarrollar metodologías basadas en la videocomunicación bidireccional? ¿Cómo aplicar de forma eficaz metodologías participativas y cooperativas, de manera que esta tecnología no se quede para siempre en una comunicación "uno a muchos" sin posibilidades de interacción o feed-back reales? ¿Es posible superar esa sensación de "virtualidad" que rodea a todo lo electrónico, sustituyéndola por la "realidad" de un medio de comunicación ya no tan nuevo y con grandes posibilidades de desarrollo?

Seguro que nos veremos en los debates. Mientras tanto un saludo nada "virtual" a todos los particpantes en las Jornadas.

 

Jose Seguí.

Coordinador de desarrollo de la plataforma de Teleformación "Fisenet", impulsada por "Formación e Integración de Servicios Empresariales, S.L.-Fise Formación."