RELACCIÓN MAESTRO-ALUMNO VIA INTERNET: ASPECTOS ÉTICOS

Profª Drª SHEILA APARECIDA PEREIRA DOS SANTOS SILVA

Centros Universitários – UNIFIEO y FMU

São Paulo – Brasil

e-mail: sapsilva@usp.br

 

Esta comunicación tiene por finalidad relatar algunas experiencias, particulares, sobre la relacción con mis alumnos, una vez que los ordenadores pasaron a ser accesibles a la mayoría de nosotros, como un recurso operativo más en el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Hace seis años ingresé en la Universidad de São Paulo sin nunca haber trabajado con un ordenador. Yo era una excelente datilógrafa, pero, el ordenador, ni siquiera sabía encenderlo.

Sin embargo, presentaba la ventaja de no necesitar redigitar toda una hoja trabajada cuando hacía un error, el ordenador se ponía como una herramienta que escribía, automáticamente, los números en todas las hojas. Además, la impresión final era mucho más perfecta por no presentar correciones hechas "a posteriori", ni letras más fuertes, más visibles que las otras ( lo que era común ocurrir quando variaba la fuerza empleada en el trabajo de digitación por los diferentes dedos al trabajar en máquinas no eléctricas o no electrónicas).

Sólo estos factores ya se mostraran suficientes para que yo me quedase encantada con los micro-computadores.

En la etapa que se sucedió a este primer encantamiento, la agilidad con la cual pasé a hacer investigaciones, teniendo aceso a las bases de datos internacionales, me puso convencida que los micro-computadores debrían tomar parte del cotidiano de profesores y alumnos, que todos deberían ponerse familiarizados con los recursos de ellos y sacarles el máximo provecho posible.

Añadiendo una preocupación ecológica, yo pensaba en la consecuente economía de papel y en la facilidad de transportar una mayor cantidad de informaciones en formatos más compactos, el que podría disminuir (cambiar para menos) mis problemas de columna vertebral. Entonces pasé a defender la utilización de estas máquinas solicitando que los trabajos de los alumnos se presentasen en disquetes.

El encantamiento con este nuevo aparato de las tecnologías aplicables al enseñanza, estando ahora al alcance de mis manos, posteriormente vendría a sufrir una serie de dificultades. Esto ocurrió cuando los primeros problemas empezaron a presentarse. Los problemas que pasaré a relatar los clasifico como de naturaleza ética y en relación a los cuales percibo la necesidad de discusión con otros educadores.

Antiguamente los alumnos escribían sus trabajos a la mano, com lápices o bolígrafos. Ahora, con la facilidad de los ordenadores y disquetes, las copias de trabajos hechos por otras personas es mucho más fácil. Yo he recibido trabajos en los cuales se cambia solo la forma o el tamaño de la letra y podemos percibir que aquel que hace la copia ni siempre ejecuta la tarea de leer el original.

A veces, el alumno tiene el "cuidado" de cambiar un poquito la forma de escribir del autor original, o de cambiar un parráfo u otro de lugar, lo que resulta una copia un poco mas "trabajosa" pero que no deja de ser una copia.

En una ocasión, una amiga mía, profesora universitaria, les pidió a sus alumnos un trabajo como el tema "Actividades físicas para personas con discapacidades físicas". Como es de costumbre, recibió muchos trabajos buenos pero uno de ellos le despertó la atención. Era un trabajo muy extenso, conteniendo cerca de cien hojas, con una organización estupenda y que, a la primera impresión, debería sacar un diez. Mi amiga empezó, muy contenta, a presentarlo a nosotros, sus colegas profesores, cuando uno percibió que en la relación de tópicos, los alumnos mencionaban, además de las discapacidades físicas, las discapacidades mentales.

Entonces nos preguntamos a nosotros: ¿Cómo, con un tiempo tan pequeño para hacer el trabajo, el grupo consiguió organizarse y presentar una obra tan completa?

Examinando con más cuidado, percibimos que había una hoja de agradecimientos con nombres de personas que no conocíamos y, además, una dirección electrónica. Resolvimos ir a tal dirección y constatamos que los alumnos tenían bajado de esta dirección un libro completo. El trabajo que merecía sacar un diez no era nada más que un libro cuyo autor lo publicó en la Internet y que los alumnos hicieron la impressión sin ni siquiera sacar las partes que no interesaban al tema dado por la profesora, lo mismo la hoja de agradecimientos del própio autor.

Creo que no sea necesario describir nuestro espanto con este procedimiento de los alumnos y del problema que resultó para nosotros pensar una forma de no permitir que acciones de esta naturaleza volvisen a ocurrir.

En otra ocasión, al final de un semestre lectivo, solicité un trabajo de síntesis de curso para mi alumnos del tercero año de Universidad.

En los finales de semestre, los centros de informática de la Universidad suelen estar llenos y la impresoras son pocas para el número de alumnos.

Pensando en facilitarles la entrega de los trabajos, afirmé que los acceptaría en disquettes o vía e-mail. En seguida, marcamos la fecha límite para la entrega o envío de ellos.

En la fecha acertada, recibí algunos trabajos impresos y algunos en disquettes. Cuándo encerré la correción de ellos, percibí que faltaba uno. Me quedé preocupada con la alumna que no habría de obtener la cualificación de mi asignatura por no tener entregado el trabajo. Entonces resolví llamarla. Ella me afirmó que el trabajo estaba hecho y que me enviaría en este mismo día por el correo electronico y, así, nos pusimos de acuerdo.

Yo suelo abrir los mensajes de correo en el ordenador de mi casa. En esta noche, al hacer esta tarea rutinera, encontré el mensaje de aquella alumna, en el cual escribía que el trabajo estaba "in attachment" al mensaje, pero que yo debería tener cuidado porque el ordenador en el cual lo trabajó contenía vírus.

¡¿Ustedes pueden imaginar el dilema en lo cual esta alumna me puso?!

Si abro el archivo, me arriesgo a contaminar mi ordenador con el probable virus, si no lo abro, la alumna si queda sin la cualificación.

Yo no tenía el coraje para someterme al riesgo de abrir el archivo. Al mismo tiempo, me sentía aprisionada por la alumna, de haberme puesto en este dilema. Ya no sabía si ella tenía hecho el trabajo o si el archivo que yo no me arriesgaba a abrir era sólo una broma y el trabajo no estaría hecho.

¿ En esta situación, cómo procederían ustedes?

Bien, ahora pienso que tenemos un punto de partida respecho al cuál charlarmos.

Es cierto que en todas las situaciones relatadas, nosotros, los profesores, tomamos alguna decisión.

Podemos ponermos a discutir las probables acciones decurrentes de estas situaciones pero creo que, principalmente, deberemos discutir sobre:

      1. ¿Los trabajos que pedimos a nuestros alumnos pueden continuar siendo como eran antiguamente?
      2. ¿Podemos continuar el enseñar y evaluar tradicionalmente, teniendo a nuestra disposición las nuevas tecnologías?
      3. ¿Cómo trabajar la moralidad, la ética, para que vengamos a poder confiar en la veracidad de nuestros alumnos?
      4. ¿Cómo tratar las cualificaciones escolares, académicas, de forma que los alumnos no se pongam en situaciones en las cuales escogen proceder afrontando los princípios de la moralidad?

Espero que tengamos mucha experiencia y reflexiones para cambiar y, de esta manera, nos ayudarmos a formar seres humanos que sean honestos con los otros y con uno mismo.

Dirección para correspondência:

Av. Jaguaribe, nº 1030

Osasco – SP – Brasil

CEP: 06065-160